lunes, 4 de septiembre de 2023

 

¿Buscado los huesos, después de 87 años en una fosa común?

 La derecha de este país sigue sin comprender la importancia que tendría un Pacto de Estado por la Memoria, sin paliativos, ni calificativos, sin subterfugios, ni ambigüedades o calificativos que buscan dilatar, enmascarar y difuminar el objetivo real e implícito de los Movimientos Memorialistas (me refiero a la “concordia”, defendida como el mantra de la solución por los gobiernos de derecha).

Detecto miedos a los relatos de culpabilidad; miedos a que el movimiento pueda poner nombres a los asesinos; miedos a verse reflejados en el espejo de la Historia;  miedos a enfrentarse a un relato personal y trágico de miles de personas asesinadas durante la Guerra Civil y el franquismo; miedos al aprendizaje que podamos compartir con las fosas abiertas y miedos a no ser comprendidos ni perdonados por la Historia.

 No somos ingenuos, y después de más de 20 años en la lucha por la Memoria, comprendemos que estas historias están llena de indecisiones políticas, falta de interés por muchos gobiernos, prepotencia de muchos dirigentes que piensan que los “miedos” no existen y que, en el mercado político, esta actitud es rentable. La demagogia empleada en estos temas ha sido tremenda y delictiva.  

 


  Mi abuelo Isidro Fernández Cordero sigue en una fosa común, después de 87 años, en el cementerio de Hinojos (Huelva), del que hemos obtenido un apoyo y una compresión escasa. Los familiares y las asociaciones lo hemos intentado, con escritos al ayuntamiento de Hinojos, denuncias al Defensor del Pueblo Andaluz, al Comisionado para la Memoria de Andalucía, al Tribunal de Derechos Humanos y al Tribunal Argentino que ha resuelto algunos temas de Memoria, no el de mi abuelo. Con escasa o nula respuesta.

 Después de varios años de reclamaciones y escritos, el ayuntamiento de Hinojos, a través de un Proyecto subvencionado por el Ministerio de Presidencia y la Dirección General de Memoria del Ministerio, iniciamos unos trabajos de exhumación desafortunada y sin resultados. Información obtenida posteriormente, el ayuntamiento era consciente que la exhumación fracasaría, debido a otras afirmaciones disponibles: los primeros ayuntamientos democráticos hicieron obras de ampliación de cementerios y la fosa se violó y se “exhumó”, tirando los restos que pudieron extraer a un osario.

 Este trabajo se hizo sin ningún tipo de sensibilidad, ni respeto a las víctimas ni a sus familiares, y lo más grave, sin respeto a la Ley, ni a la dignidad de estas personas. Cuando por parte de alguna institución, persona, asociación o grupo, se encuentra una fosa común de la guerra civil, éstas, están obligado a ponerlo en conocimiento de la autoridad judicial competente.

 


Estas personas, más de catorce hombres y una mujer, fueron brutalmente asesinados en aplicación del Bando de Guerra, sin ningún tipo de juicio, y fueron incinerados de forma cruel en una fosa común.

-No queremos abrir este tema en Hinojos, aquí, afortunadamente, no mataron a nadie de la localidad y es un tema delicado- esto me lo decía un alcalde de la localidad en su tiempo.

Esta actitud ha sido frecuente en muchos ayuntamientos democráticos, que hicieron memoria en los primeros años de la democracia, pero no quedó reflejado, de forma adecuada, los pasos dados y las fosas abiertas. Algunos hicieron un trabajo muy interesante que ha quedado en el anonimato.

 


Mi abuelo, consta como desaparecido, no está inscrita su muerte en el Registro Civil, ¿se puede hacer mayor desprecio a su Memoria y a su familia?  Mi abuela y sus cinco hijas (cuatro hijas y un hijo) han muerto con la pena de no recuperar sus restos y ni siquiera entraron, parte de la familia, en el cementerio donde pensamos que está en una fosa común: Cementerio de Hinojos. Mi tía María (que tenía doce años) y mi madre (que tenía nueve años) visitaron el cementerio, ya de mayor, con sus 75 años cumplidos.

 Dejamos el coche en la entrada del cementerio y recorrimos la plaza pública que lleva al cementerio. Ellas, con lágrimas en los ojos, iban calladas, expectantes, nerviosas. Tengo una foto de la entrada en el cementerio, vestidas de negro, desde la espalda y con las puertas del cementerio de fondo, que conmueve solo verla.

 Aún la luz oblicua del atardecer, producía sombras alargadas con diferentes grados de oscuridad, que resaltaban la visión de las tumbas, cruces y los lugares posibles, que le dije, de la fosa. La tarde se transformaba en una bóveda oscura e intensa. Paseamos por el cementerio, me llamó la atención que mi madre, me dijo: -el sepulturero antiguo, antes de morir, nos dijo que la fosa estaba en la parte derecha del cementerio. Me sorprendió, antes no me había dicho nada. Los ojos rojos, las lágrimas resbalaban por sus mejillas que se secaba con un pañuelo de mano que siempre llevaba en la manga de su rebeca negra. Expectante y calladas, comprobaron y sintieron la presencia y el calor de mi abuelo.

 


Ya de regreso, me contaron sus vivencias con su padre: nos metía en los serones de esparto a las dos, éramos pequeñas, y nos paseaba por el Rocío, calle Sanlúcar, el Acebuchal y por detrás llegábamos a la Boca del Lobo, y cuando atardecía, volvíamos a la choza. Mi abuela, les reñía a los tres. Tarde intensa, pero cuando llegamos a la aldea de vuelta, me dieron las gracias y las noté contentas, habían logrado un objetivo importante para sus vidas. Mi madre, concluyó: - aunque yo muera, me gustaría que algunos huesos de tu abuelo, descansen en el cementerio de Almonte, junto con tu abuela María. 

  ¿Buscahuesos? Hay una expresión más agresiva, pendenciera, provocadora y de mayor desprecio a las familias que buscamos a nuestros seres queridos. Esto denota un desconocimiento total de la Historia de España, un analfabetismo militante y una falta de rigor y sensibilidad solo entendible en la derecha española, que nunca ha reconocido el Genocidio  sufrido en España como consecuencia de la Guerra Civil y el franquismo.

 Los nietos y nietas, tenemos que seguir defendiendo y reivindicando el “deber de la Memoria” (Reyes Mate), la exigencia a la dignificación de los enterramientos, la exhumación de las fosas y que la verdadera Historia de la represión se haga con respeto, dignidad y verdad. No nos oponemos a que ellos, dignifiquen y reivindiquen su memoria, pero esa no es la nuestra. Hay que tener en cuenta, que casi todos ya fueron enterrados y dignificados por el franquismo.

El nieto de Isidro

4-9-2023